Los colosenses habían muerto a todo esfuerzo de agradar a Dios mediante la carne. No solo habían muerto sino, que habían sido sepultados con Cristo y resucitados con él...
Los colosenses habían recibido a Cristo como Señor y Salvador personal. Aunque Pablo no los conocía (él no había estado en Colosas), sin embargo, estaba informado de lo que les sucedía.
El viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo y la vida que disfrutamos ahora es una vida dada por Dios, que es la vida de Cristo mismo:
Al aceptar el sacrificio hecho por Jesucristo, nos trajo una nueva vida con nuevos desafíos, como es hacer morir lo terrenal en nosotros, despojándonos del viejo hombre...