La vida cristiana sin frutos y sin crecimiento o desarrollo espiritual, se debe principalmente, a una mente indisciplinada, que no la centramos en Cristo y en su Palabra.
El apóstol Pablo, lejos estaba de andar buscando dádivas de los filipenses, ni de ninguna otra iglesia. Dios siempre había suplido sus necesidades.
Siempre será saludable y de bendición reconocer en los demás, la obra de la gracia de Dios en ellos, con la finalidad de alabar a Dios, porque toda cosa buena y todo don que en ellos se encuentren
Pablo consideraba muy importante en su oración a Dios por los colosenses, el pedir por la madurez espiritual de ellos, y que también crecieran en conocimiento y sabiduría de Dios...